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»En Ecuador tengo muchos lazos personales y un trabajo que me apasiona»

– María Sánchez Melero –

David Gaspar Soriano (1991) emprendió su viaje a Ecuador en 2014 cuando estudiaba su último año de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos; aunque ha vivido en otros países ha regresado para construir la primera línea del metro de Quito

• ¿Qué te llevó irte a Ecuador?
La verdad es que no ha sido un viaje directo en línea recta lo que ha ocasionado que esté aquí en la mitad del mundo, en Quito (Ecuador) y rodeado de volcanes. Creo que mi hermano José (que actualmente reside en Panamá) motivó mucho esa pasión de conocer otras culturas, otras gentes y otros lugares. Cuando yo estaba estudiando, él ya había estado trabajando en países como México, Ecuador o Siria.
En el último año de la carrera en Valencia y de un improvisado café con un profesor de geología salió la desbaratada idea de realizar mi proyecto final de carrera en Ecuador. Gracias a Javier Torrijo, profesor de Geología en la Universidad Politécnica de Valencia podríamos decir que estoy ahora mismo aquí.

• ¿Cuánto tiempo llevas allí? ¿A qué te dedicas?
Si bien es cierto llegué de nuevo a Ecuador el 2 de febrero de este año, ya había estado aquí en el año 2014 haciendo mi proyecto final de carrera y nuevamente en el año 2015, regresando de nuevo, ya como profesional. El año pasado estuve destinado a un proyecto en Panamá. Respondiendo a la pregunta, desde que salí de Yecla en el año 2014, estuve seis meses en Quito (Ecuador), 6 meses en Bolonia (Italia), un año en Ambato (Ecuador), un año y medio en Ciudad de Panamá (Panamá) y actualmente en Quito (Ecuador). Ahora estoy colaborando en uno de los proyectos más interesantes que se están realizando en el país, la primera línea del metro de Quito, trabajando como especialista de control de costos y mediciones en una Unión Temporal de Empresas (UTE) liderada por Ayesa, en la supervisión de la obra llevada a cabo curiosamente por la empresa española Acciona.

• ¿Lo barajabas como posible lugar de residencia?
Teniendo lazos personales en este país, ubicado en un trabajo que me apasiona, es una idea que no descarto. Lo que estoy seguro es que actualmente vamos a estar una temporada en este maravilloso país al que estáis todos invitados.
• ¿Son parecidos los latinoamericanos a los españoles?
Esta pregunta la podría responder más de un yeclano. De todos es sabido que han pasado muchos latinos por nuestra ciudad. A voz de pronto, diría que no, aunque debo añadir que me he llegado a encontrar a ecuatorianos que me han sorprendido por la calle diciendo “¡joder, tío!”. Pienso que el intercambio cultural tan grande que estamos atravesando actualmente ocasiona que a la gente le cueste menos adaptarse a un nuevo entorno, la posibilidad que tienen ahora mismo en Ecuador los estudiantes de poder estudiar en universidades europeas o las familias ecuatorianas que vivieron o continúan viviendo en España por temas de trabajo, son claros ejemplos de intercambios culturales donde uno mantiene la idiosincrasia de cada país.

• ¿Cómo es la vida allí?
Tranquila, relajada, se vive el día a día. Personalmente, de lunes a viernes comparto mucho tiempo en el trabajo con más españoles, en concreto muchos andaluces, por lo que intentamos mantener las costumbres de nuestro país como por ejemplo tomarnos un cafetito después de comer. Los fines de semana, me integro con la familia ecuatoriana y aprovecho para conocer un poquito más de la cultura de este país, las raíces y su cocina, todo esto gracias a la familia Guncay Montero.

• ¿Qué es lo que más te gusta de la ciudad en la que vives?
Lo que más me gusta es la simpatía de la gente, la familiaridad con la que a uno le reciben en las tiendas de los alrededores de casa o en el trabajo, claros ejemplo de la amabilidad que desprenden los ecuatorianos. Otra de las cosas que más me gusta es la diversidad cultural, las diferentes actividades que se pueden hacer los fines de semana; por ejemplo, en el centro histórico (Patrimonio de la Humanidad por la Unesco) o la facilidad de realizar ecoturismo en los alrededores de la ciudad, ascendiendo por ejemplo al volcán Pichincha, a 4696 metros.

• ¿A la hora de adaptarte, qué fue lo que más te costó?
Ponerse frente al volante es todo un reto. La sociedad no está muy concienciada con respecto a la educación vial. Es difícil conducir y es difícil ser peatón, hay que estar atento a todo lo que tienes a tu alrededor.
Además, la contaminación o smog en horas punta es un punto desfavorable, es algo incómodo caminar por la ciudad, debido al uso masivo de coches (con un parque automovilístico antiguo) y el uso de autobuses (principal transporte del país) que emiten elevados porcentajes gases contaminantes a la atmósfera. Es muy difícil encontrarse a gente que se traslade en bicicleta al trabajo. Por último, a la hora de la comida, el picante (ají) es una de las cosas donde no estaba familiarizado, pero después de algunas semanas tu cuerpo se acostumbra.

• ¿Qué es lo que más echas de menos de Yecla? ¿Sueles venir a menudo?
La familia. Especialmente mis padres, Miguel y Conchi. Gracias a ellos estoy ahora mismo creciendo profesionalmente. Tengo un sobrinito de 2 años, afortunado de ser su padrino (Javi te echo de menos). Mis hermanos, mis cuñadas, tíos y tías, primas, primos y amigos. De la comida, mejor ni hablar, ¡ese queso frito con tomate de mi madre, esos gazpachos de mi padre y esa rica paella de mi hermano! Las fiestas de San Isidro, celebradas hace unas semanas, se añade también a la lista de recuerdos. Aprovecho para acordarme de mis amigos pensando en los buenos momentos que hemos pasado juntos en años anteriores. Procuro ir por lo menos una vez al año a Yecla. Estoy decidiendo si vuelvo en agosto o en diciembre.

• ¿Cuáles son tus planes de futuro?¿Barajas la idea de quedarte en este país más a largo plazo o por el contrario quieres volver?
Pues ahora mismo solo pienso en estabilizarme un poco. Han sido tres años de idas y venidas. Quiero ahorrar un poco e invitar a mis padres al Ecuador, toca agradecerles todo el sacrificio que han hecho por sus tres hijos. Por ahora, estoy muy bien en Quito, estoy donde y con quién quiero, vamos a esperar a que acabe la primera línea del metro de Quito, que aproximadamente finaliza en dos años y a partir de ahí hablamos. Mientras tanto, ¡os espero por este maravilloso país!

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