Desde el pasado lunes, 11 de febrero, y hasta el 14 de abril pueden contemplarse en Valencia las obras con las que el artista yeclano Lidó Rico participa en la exposición ‘Arte y espiritualidad» en el Instituto Valenciano de Arte Moderno, IVAM. “Santíssima” y “Termófilas” son las dos composiciones de grandes dimensiones que aporta a esta relevante muestra que fue inaugurada el pasado lunes en la tarde por el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, el presidente de las Cortes, Juan Cotino, y la consejera de Cultura, María José Català.
Desde el pasado lunes, 11 de febrero, y hasta el 14 de abril pueden contemplarse en Valencia las obras con las que el artista yeclano Lidó Rico participa en la exposición ‘Arte y espiritualidad» en el Instituto Valenciano de Arte Moderno, IVAM. “Santíssima” y “Termófilas” son las dos composiciones de grandes dimensiones que aporta a esta relevante muestra que fue inaugurada el pasado lunes en la tarde por el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, el presidente de las Cortes, Juan Cotino, y la consejera de Cultura, María José Català.
La sesión inaugural contó con la presencia del alcalde de Yecla, Marcos Ortuño Soto, que asistió acompañado de su esposa, Rocío Rubio Díaz, dejando así constancia del apoyo institucional que siempre ha recibido Lidó Rico desde sus inicios y a lo largo de su reconocida trayectoria en el mundo del arte, tanto en nuestro país como más allá de nuestras fronteras, en todas las exposiciones con las que se ha ganado el reconocimiento de la crítica hasta ser hoy el artista yeclano más con mayor proyección internacional.
Grandes maestros
Prueba de ello son los consagrados maestros del arte junto a los que Lidó Rico presenta sus dos ambiciosas creaciones que inspiradas en la trascendencia y la religiosidad. Según han resaltado estos días tanto la prensa nacional como la propia organización de ‘Arte y religiosidad», “el recorrido de la exposición discurre por motivos de la confesión católica. Son enfrentadas obras del IVAM (de Tàpies, Miquel Navarro, Saura, Carmen Calvo o Equipo Crónica) con otras del Museo Mariano, de Bellas Artes, de la Iglesia del Temple o de la Catedral de Burgos, que aporta obras de Lidó Rico, Juan Garaizabal y Vicente Ferrero. El colaborador habitual de Ciscar, Rafael Sierra, comparte con Sánchez la coordinación de esta muestra que verá en el IVAM hasta el 14 de abril. En definitiva, en esta propuesta expositiva, arte y religiosidad reflejan una simbiosis que otorga nuevos modos de representación del origen divino del cosmos generando nuevas expresiones artísticas en las que la experimentación de la religiosidad, desde lo más esencial del espíritu, está presente”.
El artista yeclano dirigirá un taller sobre su obra ante los alumnos
El contenido expositivo de «Arte y Religiosidad» esta integrado por una selección de los fondos que integran la colección permanente del IVAM, del Museo de Bellas Artes de Valencia, del Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias González Martí, del Museo Catedralicio, y de la Iglesia del Temple que tratan esta temática, así como por las obras con las que distintos artistas representativos del arte clásico y contemporáneo intervinieron el espacio de la catedral de Burgos con motivo del proyecto «Siglo XXI: Arte en la Catedral de Burgos», en el que se les invitaba a ensamblar sus obras en la búsqueda "de un punto de entendimiento entre el patrimonio histórico y el arte contemporáneo" de manera que se modificara la habitual escenografía sacra.
Posteriormente, se trabajará sobre la obra de Lidó Rico. Para ello se cuenta con unas tizas de colores en forma de calavera de distintos colores que forman parte de una instalación localizada a la entrada del espacio del taller.
La obra de Lidó Rico aporta distintos atractivos, actualiza la imagen clásica de la “vanitas” desarrollada desde el barroco hasta la actualidad. Conecta con la iconografía de la cultura visual de la juventud (elementos góticos y fantásticos) e introduce un elemento lúdico presente en otras culturas como la mexicana alrededor de la muerte.
Con las ‘tizas calavera» los alumnos dibujarán sobre una pizarra, desgastando la propia calavera (“pulvis eris”) en pos de una expresión. La pizarra puede convertirse en un espacio a la vez plástico y literario al estilo surrealista.
