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lunes, 29 abril, 2024
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Yecla
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EL MUEBLE QUE NACIÓ DEL CAMPO

En Yecla el que no sienta que la batalla del campo es también nuestra batalla tiene un más que serio problema

Cuántas veces habremos escuchado aquello de “al campo vas y lo que lleves comerás”, una máxima irrebatible que la abuela Pascuala remató con su gramática parda habitual en la viñeta de “El pequeño filósofo” de la anterior edición: “Al campo vas y de lo que lleves y DE LO QUE TRAIGAS comerás”. Efectivamente, todo lo que llega a nuestra mesa viene del campo. Todo. Tal y como aprendimos en tiempos de estudiantes, cuando nos explicaron que del sector primario de la economía dependen nuestras vidas porque viene de la agricultura, la ganadería y la pesca todo lo que nos echamos a la boca, tan vital para nuestra existencia como el oxígeno que respiremos.

Así de claro lo tendríamos que tener todo el mundo para apoyar sin fisuras las manifestaciones y tractoradas de estos días, por mucho que nos fastidien las retenciones, atascos y broncas, pero el campo lleva tanto tiempo sin que nadie le haga caso y soportado que le tomen por el pito del sereno que no le ha quedado otra que dar una patada al brasero. No es la primera vez ni será la última que escuchamos las protestas de agricultores y ganaderos hasta el gorro de que cuanto más sube la cesta de la compra menos cobran ellos por el fruto de su ingrato trabajo. Por eso es de justicia que digamos bien alto que estamos con ellos. (Y los que no sientan que esta batalla del campo es también nuestra batalla padecen un serio problema).

Hasta aquí todos tenemos muy claro que nuestra supervivencia depende de todos y cada uno de los alimentos que nos metemos a diario entre pecho y espalda y que cosechan nuestros agricultores, y con ellos nuestros ganaderos. (Y los pescadores, quienes antes o después también la van a liar). Pero además, por si acaso alguien de este pueblo lo había olvidado, en Yecla todavía tenemos que estar mucho más agradecidos al campo porque fue gracias al campo que esta ciudad es hoy un referente industrial. En los colegios e institutos yeclanos han de enseñar a nuestra juventud que hace muchos, muchos años, algunos historiadores hablan del siglo XVIII, Yecla era un pueblo centrado en la agricultura, principalmente en el vino, y que alrededor de la actividad vinatera fueron los toneleros y los aperadores, los fabricantes artesanos de carros cuando las caballerías eran el único medio de transporte, los que con la evolución de los tiempos y echando mano de su destreza para trabajar la madera, comenzaron a tallar los primeros muebles que originaron la potente industria que germinó después de manera tan próspera. En Yecla el mueble nació del vientre de la agricultura. Y, por las mismas, muchas familias del campo avalaron económicamente con sus tierras y sus cosechas a sus hijos para que estos se arriesgaran a embarcarse en sus talleres y fábricas pioneras. (Y terminamos como hemos empezado, con un dicho). “De ser bien nacido es ser bien agradecido”, y Yecla no sería lo que es si no fuera porque el origen de nuestros muebles tiene hundida sus raíces en nuestra agricultura. No lo olvidemos nunca.

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