Lola Vicente
Con el teatro Concha Segura a rebosar, dio comienzo el acto que nos trae una vez al año a un protagonista encargado de dar el Pregón de Fiestas de la Virgen. En esta ocasión el yeclano Miguel Ángel Puche Lorenzo apareció sobre el escenario mostrando su aspecto más distinguido, mientras la banda de los Amigos de la Música nos ofrecía unos pasajes ligeros y emotivos.
Miguel Ángel se situó tras el atril, nos miró sonriente, es posible que sin querer dejar traslucir lo que sentía en su corazón -con certeza estremecido, digo yo- a pesar de que el ejercicio de su profesión lo mantiene en forma frente a cualquier tipo de auditorio, y comenzó a hablar. Nos introdujo en una parte de la historia de su familia con todo detalle y sorpresa para muchos que escucharon cómo su abuela Constantina se alzó ante la ausencia de respuestas a la llamada de nombramiento de nuevos mayordomos y se ofreció a ostentar el cargo.
Con ello se abrió ante el pueblo el carácter de matriarcado, enérgico y decidido, de esta gran mujer. ¿Cómo no iba Miguel Ángel a conocer las fiestas de pe a pa? ¿Cómo no iba a poder pregonar desde lo más hondo de su corazón, los detalles más significativos? Nos contó y siguió contando sencillo y concienzudo, haciendo uso, además, de las posibilidades que hoy en día ofrece la tecnología y nos mostró imágenes bellísimas, como la de la Virgen Inmaculada, en un escorzo original y valioso.
Se aplaudían sus palabras, se le admiraba desde cada palco, desde cada una de las butacas del patio central del teatro. Se podía mascar la sacudida, el estremecimiento del latido. Él continuaba tratando de inculcarnos el valor de las palabras, de las expresiones, esas que todavía empleamos como siempre se hizo, como hace cada yeclano en su yeclanería: “Los Tíos de las Punchas”, “Las Arcas cerradas”, “El Pomo”, “El Tran, triquitriquitriquitrán …” de los tambores durante los Paseos de los Pajes, pidiendo a todo yeclano que no las abandonemos nunca. En un momento dado, el público pudo alcanzar la máxima ternura, cuando esclató la banda de Amigos de la Música, antes citada, con las cadencias más conocidas de nuestras fiestas, al tiempo que Miguel Ángel iba recitando poemas de amor a la Purísima Concepción, a María Inmaculada, considerando necesario esforzar su voz entre los acordes para que pudiéramos escuchar los versos con todo su sentido hasta hacernos estremecer.
Por tanto, ahora, considerad vosotros, consideren ustedes el valor y el poder de la poesía, de la buena poesía. Bien se dice que Granada es más, por tener a García Lorca; que Ávila es más por tener a Santa Teresa de Jesús; que Silos es más desde que Gerardo Diego elevó a poema “El Ciprés de Silos”; y que Yecla puede ser más, el Día de la Virgen puede ser más intenso con el poeta Manuel Vicente Juan, “Primer Pregonero de las Fiestas de la Virgen”, que en una ocasión poetizó el día de la Virgen: “No sé qué tiene este día / típicamente yeclano / para que tanta alegría y tanta melancolía / vayan juntas de la mano… “. Así, nuestro pregonero Miguel Ángel Puche Lorenzo, preparó su discurso y se apoyó en la creación, en la imagen, la música y la poesía y al terminar recibió la ovación más redonda y los aplausos más sonoros del muy nutrido auditorio yeclano.
