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COLABORACIÓN- Juan Antonio Ortega “Mens sana en esta etapa de confinamiento”

En estos momentos de aislamiento e incertidumbre se hace necesario aprender a ser paciente y vivir el presente

Como a cualquier persona, a los deportistas esta etapa de confinamiento les está suponiendo un periodo de incertidumbre, de miedos por lo que pueda pasarle tanto a él como a sus personas cercanas y de estados de ansiedad por el encierro prolongado. Tanto los deportistas profesionales, como aquellas personas que practican deporte por calidad de vida o salud, van a tener la necesidad de seguir haciendo ejercicio, pero en general los espacios y recursos de los que se disponen en casa harán inviable el poder disfrutar de su deporte repercutiendo irremediablemente en su salud y estabilidad mental. La suspensión de las competiciones, así como el cierre de centros deportivos y la prohibición de realizar deporte al aire libre, supone un cambio drástico en el estilo de vida de los deportistas y les lleva a un proceso de aceptación de entender que el “set ha terminado”, ahora vamos por el partido y sobre todo de mucho aprendizaje, al tener que adaptarse a una nueva forma de hacer las cosas, que por lo que parece ha venido para quedarse.

Asemejaría este proceso de confinamiento en un deportista, al periodo que muchos experimentan tras una grave lesión, es decir, en estos días se les ha arrebatado precipitadamente su actividad física, su desarrollo a nivel grupal, la competición y prácticamente todos los objetivos marcados a corto/medio plazo. Este periodo es una interrupción significativa en su carrera deportiva, que potencialmente involucrará una pérdida de identidad, de motivación y de sentido, haciéndose notable una respuesta generalizada de desanimo y desmotivación al intentar seguir desde casa con una preparación física que en la mayoría de los casos es deficitaria y lo que es peor, sin tener en el horizonte una meta clara por la que trabajar diariamente.

Una de las diferencias fundamentales sería el control sobre la preparación física, es decir, el futuro rendimiento de un deportista individual depende única y exclusivamente de su trabajo, por el contrario a nivel grupal están involucradas terceras personas. Durante este periodo, no todo el mundo está viviendo la situación de la misma manera, ni los integrantes de un grupo manteniendo la preparación física con la misma intensidad, por tanto esto puedo ser motivo de preocupación para el practicante de un deporte grupal.

Para todos está siendo duro esta interrupción de las rutinas diarias, pero al deportista grupal se le suma además, el tener que dejar de mantener el contacto directo con compañeros de equipo que en muchas ocasiones se convierten en amigos y piezas fundamentales en su vida y su desarrollo personal.

Este periodo que nos ha tocado vivir es duro, pero también supone una oportunidad de desarrollar nuevas experiencias, aprender a ser paciente, vivir en el presente y no pensar tanto en el largo plazo. Estos dias van a servir para definir nuevas rutinas, fijar horarios de descanso, trabajo, ejercicio, comidas y sumar nuevas actividades que puedan ser de utilidad como la meditación para evolucionar en el control emocional.

Centrándome más específicamente en los deportistas este confinamiento es el momento de cuidar de lo que denominamos entrenamiento invisible, es decir dieta saludable, horas de sueño, higiene, hidratación, higiene bucal o la postura. Es importante crear un horario de entrenamiento, para tener la sensación de mayor profesionalidad y cercanía al entrenamiento real, además de vestirse con la ropa habitual de entrenamiento que ayudará a sentirse más cómodo y servirá para diferenciar la vida privada y la deportiva. Deben establecer objetivos diarios y semanales, marcando las prioridades y analizando los progresos alcanzados, esto ayudará a mantener un buen nivel de motivación y no perder la esencia competitiva.

El deportista debe ser capaz de rentabilizar al máximo el confinamiento, y ver este periodo como una oportunidad para poder desarrollar aspectos que antes no se trabajaban durante la competición, o ni siquiera se planteaban y que tienen mucho que ver con el aspecto mental. Desde la psicología deportiva se aportan herramientas básicas que ayudaran en el rendimiento deportivo como el desarrollo de la atención, concentración y ejercicios de memoria espacial, la evolución en la toma de decisiones y la creatividad, la redefinición de objetivos y concreción de objetivos nuevos y algunas técnicas fundamentales para los deportistas como la relajación o visualización.

Juan Antonio Ortega. Licenciado en Psicología por la Universidad de Murcia, Orientador Educativo en AMPY  y Máster en Psicología Deportiva en la UNED.

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