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ENTRE LIBRES Y CARGADORES

La figura de los ‘tiraores’ libres y de los cargadores va inseparablemente unida a la historia de las Fiestas de la Virgen

No es la primera vez, ni será la última, que estas ‘Crónicas yeclanas’ hacen un guiño a los ‘tiraores’ libres. Ya saben, los arcabuceros que no salen disparando, desfilando o en procesión dentro de ninguna escuadra pero que, paradójicamente van en dos de los sitios más atractivos de las Fiestas de la Virgen: escoltando al mayordomo del Bastón y abriendo paso al alférez abanderado. Desde que me reclutaron en ‘El paso de la Bandera’, que aunque parezca sorna pertenece a las escuadras del Bastón, hecho de menos ir delante de la Bandera presenciando en primera fila los emocionantes momentos en los que durante la Bajada, la Subida o en la Procesión del Día 8, el alférez se detiene para jugar su Insignia.

Los libres son los ‘tiraores’ más antiguos de las Fiestas de la Virgen ya que muchos años antes de que surgiera las primera escuadra los ‘tiraores’ que llamamos libres ya formaban la Compañía Martín Soriano Zaplana. Antes incluso de que se fundara la Asociación de Mayordomos que en este 2022 cumple 90 años y que acoge de igual forma a todos los asociados ‘tiraores’ libres, exactamente con los mismos derechos y obligaciones que cualquier otro socio que pertenezca a alguna escuadra. Igualmente, los libres pueden levantarse en el Sorteo de Insignias y salir elegidos mayordomo del Bastón o la Bandera.

Quienes conocen las Fiestas de la Virgen al dedillo lo saben de sobra, pero nunca está de más que alguna que otra vez volvamos a recordarlo para darles a los libres la relevancia que merecen, que no es ni más ni menos que la todos los arcabuceros. El resto de escuadristas y agrupaciones ya disfrutan de sus momentos de gran visibilidad y protagonismo cada año en los actos que se desarrollan, en las páginas de la revista oficial de las Fiestas o en los espacios y programas que los medios dedicamos a las escuadras en los días previos a las Fiestas de la Virgen para ir caldeando el ambiente. Un ambiente que no sería el mismo sin la participación de los libres y los cargadores.

Porque nadie entendería los disparos y salvas de arcabucería sin el apoyo que los cargadores, en todo momento pendientes de sus ‘tiraores’ y a los que, a pesar de ser indispensables, tenemos injustamente apartados de las Fiestas. Cargadores de los que depende en gran parte la responsabilidad y seguridad que conlleva el manejo de la pólvora, haga frío o calor, sople el viento o llueva. Cargadores que hoy por hoy se reparten entre los que desde reciben una paga por su trabajo y los que se ponen la capa y portan las cantimploras por puro placer, porque aseguran que disfrutan con la misma intensidad pegando tiros vestidos de ‘tiraor’ o cargando a un compañero de escuadra, un amigo o un familiar. El caso, dicen, es sentir la emoción de verte rodeado de arcabuces, tiros y pólvora. La figura y la función de los cargadores, al igual que la de los ‘tiraores’ libres, va inseparablemente unida a la historia de estas Fiestas de la Virgen que ya abarcan casi 400 años. Los mismos años que tienen los libres y los cargadores.

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