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miércoles, 9 octubre, 2024
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José Francisco Gómez: “Los cazadores también nos consideramos ecologistas y compartimos las mismas reivindicaciones”

Alex Delegido

Lleva diez años como presidente de la Sociedad de Cazadores de Yecla, que celebra este 2021 siete décadas de vida. José Francisco Gómez repasa con SIETE DÍAS su extensa trayectoria y también el momento actual de un colectivo que alcanza las 300 personas.

Llega el 70 aniversario, pero antes de repasar esta amplia trayectoria… ¿Cómo es el momento actual? ¿Cómo están en cuanto a número de socios y cómo les ha afectado la pandemia?

El momento actual es complicado. La pandemia ha provocado una merma de los ingresos bastante importante, porque en 2020 con las restricciones a la movilidad entre Comunidades Autónomas, unos 50 de nuestros 300 socios que residen fuera de Yecla no pudieron venir a cazar, y por tanto, no abonaron sus cuotas de ese año, como es lógico.  Ha sido un desfase de al menos 30.000 euros que hemos dejado de percibir. Esto, para una sociedad sin ánimo de lucro como la nuestra supone un golpe económico fuerte. Pero además, el Ayuntamiento de Yecla nos debe tres anualidades del convenio.

La alcaldesa, Remedios Lajara, con la que nos reunimos hace poco, se ha comprometido a pagar antes de fin de año la primera anualidad, de unos 7.500 euros. Además, hemos tenido que comprar un nuevo vehículo y un tractor, que han sido desembolsos importantes.  La verdad es que se nos ha juntado todo, pero con ilusión y entrega superaremos todos los problemas. Estamos de aniversario, ya estamos cazando con normalidad y este 2021 esos socios yeclanos que residen en otras poblaciones ya han podido venir.

¿Cómo ha sido la trayectoria de la Sociedad de Cazadores ‘San Huberto’ desde su creación en 1951 hasta la actualidad?

En Yecla había  mucha afición y la Sociedad se funda por la inquietud y la necesidad de los cazadores de agruparse. En aquellos años se crearon los llamados cotos sociales, propiciados para que las personas menos pudientes pudieran tener acceso a la caza y a principios de los años 50 fueron unos 30 o 40 socios iniciales los fundadores que constituyeron los primeros cotos.

Y  aunque ahora no esté tan de moda hacerse cazador, hubo una época dorada para la actividad cinegética que fueron los años 70 y 80, cuando en Yecla llegamos a tener 500 socios. En estas siete décadas y también en la última, que es la que yo llevo como presidente, hemos pasado por momentos buenos y también por dificultades, pero todo enseña. Estamos orgullosos de ser una de las pocas asociaciones de Yecla tan veteranas. 70 años no se cumplen todos los días y la caza aquí está consolidada  pero nos preocupa la falta de relevo generacional.

Precisamente sobre eso quería preguntarle… ¿Qué frena a los jóvenes a la hora de hacerse cazadores? ¿Cuál es la media de edad de los socios?

Nuestra media de edad es de 50 años, aunque también tenemos bastantes socios de mi edad, entre 40 y 45… Donde se deja sentir la brecha es en los menores de 40, hay pocos hombres de 30 años y chicos de veintitantos en la Sociedad de Cazadores ‘San Huberto’. Tenemos varios, pero no los suficientes para asegurar un relevo generacional. Es muy difícil que un chaval que no tiene a familiares directos en este mundillo, como padres o abuelos, se interese por la caza. Además, al estar todo tan regulado, la gente se echa para atrás. Son necesarios permisos de armas, exámenes, pruebas… Eso es otro de los motivos para el desinterés de la gente joven por la caza.

¿Y las mujeres? ¿Se van incorporando a la actividad cinegética?

A nivel nacional va en aumento, pero lo cierto es que en Yecla hay muy pocas mujeres que cacen. Podríamos contarlas con los dedos de una mano. Sí hay mujeres que acompañan a sus maridos, y, sobre todo, hijas que acompañan a los padres, pero más bien como ‘morraleras’. Es decir, no disparando. Realmente, aquí es algo testimonial.

¿Cuál es la caza que tenemos en Yecla? ¿Qué animales son los que más abundan en nuestro término municipal y en qué fechas salen ustedes a cazar?

 En ‘San Huberto’ estamos enfocados a la caza menor. Básicamente perdiz, conejo, liebre y paloma torcaz. Tenemos también cuatro o cinco monterías de jabalí al año, pero dedicadas al control de daños, porque estos animales son muy nocivos para los agricultores. El jabalí es un problema serio, porque se ha expandido mucho por toda España y en Yecla también y destrozan las viñas, los almendros… Los cazadores cumplimos una función esencial y somos aliados de los agricultores. Y en cuanto a las fechas la veda general va del 12 de octubre al 6 de enero. Nosotros solemos cazar unos 18 días, sobre todo los domingos y algún festivo pero siempre entre un día de caza y el siguiente se descansan dos días. Luego hay fechas concretas como las monterías que van de enero a mediados de febrero. O la media veda para la paloma torcaz en agosto.

Siempre se dice que la caza es una afición que resulta cara para un bolsillo medio… ¿Es realidad o falso mito?

Es como todo.  Según con lo que se compare. En Yecla nuestros socios pagan 500 euros anuales por poder cazar. Sí es cierto que hay que hacer una inversión inicial, al adquirir la escopeta o la ropa de caza, pero es solo un gasto único. Una vez hecho ese desembolso, el resto es asequible.

Lo que ocurre es que el mundo de la caza es muy amplio y hay actividades para todos los gustos y bolsillos. Por ejemplo, si alguien es muy rico y se quiere gastar 12.000 o 15.000 euros en cazar un elefante en África, lo puede hacer… Pero en Yecla no resulta una actividad especialmente costosa. Y de hecho en la Sociedad hay personas con todo tipo de ocupaciones, desde empresarios a trabajadores… Considero que es accesible, como cualquier otra afición deportiva o de ocio.

¿Cómo es su relación con los colectivos ecologistas de Yecla? ¿Comparten sus reivindicaciones?

Nosotros nos llevamos siempre bien con todo aquel que quiere llevarse bien con nosotros. Yo, por ejemplo, también me considero ecologista, porque disfruto del monte, del campo, lo cuido y preservo en la medida de mis posibilidades y comparto las reivindicaciones de los colectivos ecologistas. Estoy en contra de que pueda venir una macrogranja cerca del Arabí, tanto yo como mis compañeros estamos en contra de los cultivos intensivos, que además de esquilmar nuestros recursos hídricos están haciendo uso y abuso de su poder.

Por ponerte un ejemplo de que los cultivos intensivos también perjudican a la caza, diré que es vergonzoso que en época de cría se concedan permisos por daño para cazar paloma torcaz en algunas de estas fincas, como sucedió en marzo, porque matan a estas aves y a sus pichones, algo que los cazadores por supuesto, no hacemos. En definitiva, la gente debe saber que estamos del lado de los ecologistas. Pero sí les reprocho una cosa, que nos tengan siempre en la boca por el tema de los furtivos. Un furtivo no es un cazador, es un delincuente y además un terrorista medioambiental. No es justo meter a todo el mundo en un mismo saco.

Para finalizar… ¿cómo va el enfrentamiento entre el sector de la caza con el Gobierno de la nación?

Pues en breve nos vamos a manifestar en Madrid, porque consideramos que el Gobierno está persiguiendo a nuestro colectivo, y poniéndole todo tipo de obstáculos. Nos sentimos bien mirados por la sociedad que sabe que cumplimos, con nuestra afición, un bien común, como es el control de la sobrepoblación de algunas especies animales, pero el Gobierno de España, con el Ministerio de Transición Ecológica a la cabeza, está tomando algunas decisiones muy desacertadas, como ha ocurrido ahora con la prohibición de la caza del lobo en toda España. Deben tener en cuenta, además, que la caza es una industria, que da trabajo a mucha gente, y de la que dependen  miles de familias en nuestro país cuyo sustento viene de ahí.  Merecemos apoyo, no trabas y dificultades.

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