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OPINIÓN- Rosario Muñoz- «Aquí y ahora»

Querido “coronita”, ya estás en todo el mundo, la cosa se complica, hay tanto que decir que sobra casi todo. Un famoso pintor decía “tengo tantas ideas que no tengo ninguna”.Hemos cumplido el mes y seguimos confinados, esa podría ser la frase más repetida en todos los telediarios, tertulias, conversaciones…En febrero nadie nos imaginábamos estar así, nadie, ni los que nos lo ocultaron.

Hay un gran grupo de personas que han vuelto a los trabajos con más miedo que alegría. Por una parte, el agradecimiento de no haber perdido su trabajo, de que van a ser los primeros en dar el paso de la recuperación económica, pero ¿qué hay de su seguridad? ¿estamos realmente seguros de que esas personas están suficientemente protegidas?

Tengo la ligera impresión de que es una frivolidad más el abrir ciertas empresas y enviar  determinadas personas a trabajar con la excusa de levantar la economía. Tengo la impresión de estar siendo testigo de un cruel experimento. Si en esta semana la curva se mantiene o baja, habremos acertado y habrá quienes se pongan medallas, pero todos sabemos que hay una posibilidad, no muy remota, de que la curva vuelva a subir, repunten los contagios, y volvamos a empezar. Con la pena de que, dentro de ese colectivo ahora sí hay miedo, porque ya se han ocupado de meternos el miedo hasta en la sopa. Dentro de ese colectivo puede estar mi hermano, mi cuñada, el tuyo, tu hijo, el vecino de arriba, o tu mejor amiga.

Yo siento en el alma decir lo que voy a decir. Noto tanta incertidumbre, tanto miedo y tal caos generalizado que parece que las decisiones las tomen subidos al caballo de su poder, pues se sienten “caballeros”, y ya lo decía el poeta… “poderoso caballero es don dinero”. Por cierto, país de verbenas y fiesta,  al que ya no van a llegar ayudas europeas por no hacer bien los deberes… No nos olvidemos.

Vuelvo a la idea que no quiero perder de vista en esta, que ya es la tercera columna que escribo sobre ti, mi querido “coronita”, gracias por lo que me estás enseñando. Aquí y Ahora. Es la clave. He visto muchos videos, he escuchado a expertos, he asistido a clases virtuales, he recibido formación e información. Pienso seguir haciéndolo pues tengo que seguir mirando adelante, pero anclada en Hoy.

Este tiempo me ha regalado la posibilidad de poner en práctica lo que tantas veces me han explicado que debía hacer, estar conmigo misma, y buscar momentos de silencio para encotrarme mejor en los inmediatos. No dar paso al miedo, que es letal.

Poco queda por decir. Ha pasado la Semana Santa, y todos hemos asistido obligados y consternados a la Procesión del Silencio paseando por nuestras calles, atravesada por sentimientos encontrados. La Soledad nos gritaba a todos, nos vino a visitar a nuestras casas, unos habremos escuchado lo que nos decía y otros habremos mirado hacia otro lado. Reflexión obligada, pensamientos que han de ser positivos, recuerdos que han de construir la esperanza de volver a abrazarnos pronto todos. Cada vez más cerca, cada vez queda menos.

No dejo de pensar en tantas familias que no tienen mi suerte. Muchas de ellas se han visto fortalecidas y saldrán más unidas cuando nos den “el alta”.

Pero está la otra cara de la moneda. Familias desunidas obligadas a estar juntas, personas agresivas conviviendo con personas debilitadas. Familias afectadas por la terrible enfermedad de la adicción, ahora obligados a permanecer en casa, lidiando unos con otros con las consecuencias de tan tremenda lacra social. Otro drama del que tampoco se habla.

Mi aplauso hoy va para esos profesionales que les están atendiendo de forma altruista con sus propios medios, desde sus casas, psicólogos, terapeutas, psiquiatras…voluntarios. Otros héroes, del Silencio y la Discreción. Gracias.

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