la joven yeclana nacida en Rumanía que ha cumplido su sueño de trabajar en París
Daniel Ortuño Ibáñez
Bianca Neamtu, 23 años, vive y trabaja en París como el remate de una provechosa trayectoria académica. Nos cuenta el viaje desde un aula de francés del Azorín hasta la capital francesa.
Nuestra entrevistada de este mes se llama Bianca Neamtu, de 23 años, rumana de nacimiento y yeclana de toda la vida, una vida que la ha llevado también a estar “por el mundo”. A la pregunta sobre su actual país de residencia, Francia, Bianca se remonta a la etapa del instituto: “Sin yo saberlo, creo que esta etapa se inició gracias a dos increíbles profesoras de francés en el Azorín, que realmente se esforzaron para que aprendiéramos y disfrutáramos el idioma”. Nos cuenta que en 4º de la ESO el instituto organizó un intercambio de alumnos con una ciudad del norte de Francia, y allí se dio una situación que la marcaría en cierta forma: “¿Cómo era posible que, después de cuatro años dando francés, no fuese capaz de mantener una conversación con un nativo? A partir de ahí, se me quedó el runrún de querer volver alguna vez”.
El resto de la historia se fue completando sobre la marcha. Bianca estudió la carrera de Negocios Internacionales (International Business) en la Universidad de Valencia, consciente de que debía pasar una temporada en el extranjero para poder completarla. Así, eligió hacer una doble titulación que la condujo hasta Marsella, donde estuvo viviendo dos años: “A pesar del encanto que pueda tener Marsella, creo que no es una ciudad para todo el mundo, y para mí no lo fue”. Habiendo finalizado parte de sus estudios en Marsella, a Bianca se le presentó la oportunidad de realizar las prácticas en París y se estableció allí, donde actualmente reside. “En total, llevo viviendo en Francia tres años”.

“Aunque en la carrera aprendimos acerca de todos los aspectos de una empresa, yo me especialicé en finanzas. Ahora estoy trabajando en Back Market, en el equipo de analistas de fraude y riesgo. Es cierto que dista mucho de mi especialidad, pero sí estamos en contacto con todo el personal de contabilidad”, nos explica Bianca cuando le preguntamos acerca de su trabajo, subrayando la gran oportunidad que fue una oferta como esa para una chica de 21 años recién llegada a la Ciudad de la Luz.
Por otro lado, le pedimos a nuestra Yeclana por el Mundo que se arriesgase a criticar o alabar las dos ciudades francesas en las que ha vivido recientemente: “De Marsella me sorprendió la parte de naturaleza que tiene, las playas y las rutas, algo que no te esperas cuando piensas en esa ciudad. Lo que menos me gustó, en cambio, fue la inseguridad que en ocasiones se respiraba por las calles”. A propósito de París, la cosa se pone más emotiva: “Lo mejor fue saber que había cumplido un sueño. La misma tarde que llegué, dejé las maletas y lo primero que hice fue salir a pasear. No me lo podía creer”. En cuanto a la parte negativa, Bianca señala la distancia tan grande que existe con las personas queridas, las que le sirven de apoyo: “Es difícil de asimilar convivir con gente con una cultura y lengua distintas, y cuesta adaptarse al no tener un núcleo social firme”.
También es reglamentaria la pregunta acerca del idioma. Bianca habla rumano, español, francés e inglés, aunque nos comenta que “es complicado encontrar algún momento de tu vida en el que los practiques todos”. Como persona multilingüe, Bianca añade: “Por mucho que sepas hablar una lengua, nadie te prepara para socializar ni para establecerte en un país con un idioma diferente. Una chica del trabajo, por ejemplo, me dice que he cambiado mucho desde el primer día; ahora ya estoy más suelta con el francés e incluso he hecho mías algunas expresiones”.

En lo que se refiere a nuestro pueblo, Bianca se estableció en Yecla cuando tenía 5 añitos y ha vivido aquí desde siempre. Durante su etapa en Marsella, intentaba volver al menos una vez al mes; ahora desde París se vuelve más complicado, pero ella lo tiene claro: “Mucha gente, cuando se va al extranjero, se olvida de lo que deja atrás y se encierra en una burbuja. A mí me gusta mantener mi soporte, estar más o menos presente en el sitio donde me he criado. Al fin y al cabo, Yecla es un lugar que ofrece un poco de calma en medio del caos de la rutina”. De esa calma, lo que más añora Bianca es a su madre y a sus amigos.
Pese a todo lo contado, nuestra entrevistada está decidida a regresar: “He tenido ocasión de vivir en dos ciudades increíbles y de conocer a muchas personas, pero creo que me pesaría demasiado renunciar a lo que tengo en España”. Bianca argumenta que etapas como esta se viven, cada vez más entre la gente joven, como algo pasajero, y en su caso particular así lo siente. Nos anuncia que tiene pensado volver a nuestro país pronto y establecerse en Valencia, bastante más cerca de Yecla en comparación con la capital gala. Bianca remata con unas emotivas palabras: “Lo que he vivido en Francia no me lo va a quitar nadie, y ha ayudado a forjarme como persona, pero yo ya tengo claro dónde quiero pasar el resto de mi vida”.













