Aquí tendríamos que celebrar con exagerado entusiasmo la festividad de San Juan por ser el patrón del gremio de los carpinteros
Muchos yeclanos se lamentan de que Yecla es diferente. Sabemos de dónde viene el sambenito de que somos el extranjero, pero eso de que Yecla es diferente cuesta creerlo aunque, efectivamente, una vez más, con motivo de las hogueras de San Juan volví a constatar que tiene mucha pinta de que quizá sea cierto. Antes de seguir aclaro que esta ‘Crónica’ se iba a publicar el pasado jueves 27 de junio, tres días después de la festividad de San Juan. La inesperada marcha de Alfonso Hernández Cutillas nos hizo aplazarla. Despedir a los amigos siempre es lo más importante. Por eso han esperado hasta hoy estas líneas que me vinieron a la cabeza pensando que “Yecla també es diferent en les fogueres de Sant Joan, que en Alacant son les millors festes del mon”. Y Puigdemont, a prisión. (Perdonen mi incontinencia verbal. Se me ha escapado debido al atasco mental que llevamos tras tantos meses de matraca separatista, secesionista, independentista, y principalmente cuentista, a cuenta de la amnistía, la malversación, la alta traición, la trama rusa, los paños rusos y demás descojonos a los que asistimos en esta, nuestra entretenida y esperpéntica tragicomedia político-nacional). Sigamos por donde íbamos: Yecla será de los pocos pueblos donde, a pesar de que las hogueras están presentes en algunas de nuestras celebraciones más típicas y sonadas, cuando llega San Juan pasamos olímpicamente de las fogatas. Aunque no significa por ello que no creamos en el efecto purificador del fuego y las brasas que, según dicen, nos dejan como nuevos.
Un poco ‘socarrat’, al estilo de las paellas de mi Maite, pero como nuevos. Es innegable la afición de Yecla a la ancestral tradición de las hogueras. Pensemos en la gran hoguera de las Fiestas de San Antón, o la popular hoguera a los pies de la hornacina de San Blas. Quien no haya saltado aunque solo sea una vez la hoguera de San Blas nunca será un yeclano de verdad. Y, por supuesto, en las Fiestas de San Isidro, la deslumbrante hoguera de sarmientos que se puede apreciar desde cualquier satélite mientras arde a las puertas de Santa Bárbara. (Por cierto, querida Bárbara, felicidades por tu jubilación. Ya nos dirás cuándo y dónde es la comilona a la que nos quieres invitar para celebrarlo. Bárbara es una amiga a la que le quería hacer este guiño ahora que ha pasado a mejor vida del Inserso). Lo dicho, en Yecla cuando llega San Juan también somos muy diferentes porque aquí tendríamos que celebrar a lo grande, cosa que no hacemos, la festividad del santo evangelista por ser el patrón del gremio de la madera, los carpinteros, ‘sanjuaneros’ y ‘sanjuaneras’. Pero aqui lo celebramos de otra manera: como al santo evangelista le cortó la cabeza el rey Herodes, en lugar de prender hogueras la noche del 23 al 24 de junio, celebramos San Juan cada día del año cortando la cabeza a todo el mundo. De ahí que casi el único tema de conversación que nos ocupa en este mi pueblo es cortarle la cabeza al primero que se menea. Con razón o sin razón. Porque para poner a parir a una persona no hace falta que lo que contemos de ella sea verdad. Basta con que disfrutemos sirviendo su cabeza en bandeja.