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lunes, 29 abril, 2024
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TRACTORES SIN FRENOS NI MARCHA ATRÁS

Si esta guerra finalmente no la acaban ganando mal futuro le espera al campo y ya no digamos a nosotros

Poco más se puede decir que no hayamos dicho y escuchado ya cientos de veces, y las que nos quedan hasta que las aguas vuelvan a su cauce, para apoyar la guerra que están librando agricultores y ganaderos en el campo, y nunca mejor dicho, de batalla de tantísimas reivindicaciones tan justas y necesarias y a la que nadie hasta hoy había atendido jamás de los jamases, casi desde que el mundo es mundo. Una guerra que es también nuestra guerra, repetiremos todas la veces que sean necesarias por si alguno no lo ha escuchado, o tiene los oídos entaponados, o se está haciendo el sordo, el ciego o el mudo o las tres cosas al mismo tiempo. Pero no por miedo a repetirnos o a ser cansinos tenemos que dejar de insistir las veces que hagan falta en que es ahora o nunca.

Escribo estas “Crónicas yeclanas” casi siempre durante el fin de semana porque andamos con la cabeza más despejada, por decir algo. Ignoro por ello en este preciso instante cómo va a resultar la nueva movilización anunciada por el campo para el próximo miércoles 21 de febrero en la Región de Murcia ya que en España prácticamente están saliendo a protestar un día sí y otro también. Sabemos a ciencia cierta, porque así pasó y así informamos, que el pasado jueves 15 resultaron un éxito más que notorio las dos tractoradas que partieron en el Altiplano circulando por la recién inaugurada Autovía. Una, desde Yecla a Jumilla, y otra simultánea desde Jumilla hasta nuestro término. Hay que elogiar el alto nivel de civismo que, pese a la crispación y el cabreo que se se palpó toda la jornada en el ambiente de ambas marchas, demostraron nuestros agricultores y ganaderos haciéndose notar pero sin entorpecer la circulación más que de vez en cuando. Estas situaciones son complicadas porque si las protestas se les volvieran en contra, por paralizar y entorpecer más de la cuenta la vida diaria de las carreteras y ciudades que intentan colapsar, corren el riesgo de que sin desearlo tengan que enfrentarse a la inmensa mayoría que hoy les apoyamos convencidos de que tienen toda la razón del mundo.

La situación, no por justa deja de ser muy complicada conforme avanzan las semanas: hay que seguir dando la tabarra sin tregua pero sin traspasar esa delgadísima línea roja que puede desplazar a la opinión pública del lado de la comprensión y el aplauso al del rechazo y el hartazgo. Como decían los abuelos, por mucha razón que tengamos no tenemos que pasarnos nunca de la raya. Creo que el éxito de esta movilización, como el de todas la movilizaciones a gran escala, dependerá de que el campo se mantenga firmes en sus posicionamientos, sin tensar la cuerda más de la cuenta pero a la vez sin aflojar ni apearse en ningún momento de los tractores con los que toman las ciudade sin frenos ni marcha atrás. Solo así, agricultores y ganaderos terminarán ganando esta guerra sencilla y llanamente porque tienen todas las de ganar. De lo contrario, mal futuro le espera al campo y ya no digamos a nosotros.

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