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EL CONGO ESTRENA LIBERTAD

M. Esperanza Esplugues M.

Este 2 de febrero se cumplen veinte años del fallecimiento de José Luis Castillo-Puche, y como siempre no está de más dar una vuelta por sus escritos como homenaje. Entre ellos, el libro, “El Congo estrena libertad”, publicado en 1961, que José Luis considera un libro de viajes y no una recopilación de “los reportajes que había publicado en el diario “Pueblo” y en otros veinte periódicos más de provincias”, según comenta en el apartado que titula “Aviso a los lectores” con el que encabeza el texto. Quien hoy en día tenga el libro entre sus manos se podrá dar cuenta de que es algo más y que el concepto de “libro de viajes” ha evolucionado de diversas formas. Castillo-Puche como corresponsal recorría ciudades, pueblos, poblados… por carreteras, más bien caminos y trochas, y transmitía sus vivencias y los hechos a cuartillas de papel que llevaban un curioso itinerario por medio de voz y cables para que se imprimieran en los periódicos de España. A pesar de que han pasado más de sesenta años desde que Castillo-Puche realizó este recorrido y el sentido de viajar ha cambiado muchísimo, si alguien quisiera repetirlo, al igual que Azorín realizó su Ruta del Quijote, seguiría siendo bastante complicado desplazarse por el Congo. El Congo del que habla Castillo-Puche “es la moderna República del Congo que se considera el estado sucesor del Congo francés, el nombre de la colonia francesa originalmente asentada en el área que hoy ocupan la República del Congo, Gabón, y la República Centroafricana, tiene fronteras prácticamente idénticas y heredó los derechos de soberanía e independencia de Francia a través de la disolución del África Ecuatorial Francesa a fines de la década de 1950”, justo cuando se realiza el viaje que ocupa las páginas del libro.

El ya citado “Aviso a los lectores” abre las páginas del libro a capítulos y apartados tan interesantes y curiosos como “Leopoldville o el caos”, “El desbarajuste político”, “Tribus y Matriarcado”, “El hotel Terminus”, o “Apaga y vámonos”, “Un mundo múltiple, confuso y arrollador”, “Mitología y fe”, “Detenido por ruso”, “Teoría sobre la Muerte”, “La susceptibilidad nacionalista, el mayor obstáculo de la O. N.U”…. y ya en el Epílogo: “La universalidad de los refranes”, “Métodos apostólicos”, “El Congo misionero”…

El libro contiene fotografías en blanco y negro que nos muestran curiosidades y espacios muy poco conocidos en la época y el texto, que se nutre de los artículos que llegaban a los periódicos tal como los iba escribiendo y mandando durante el trayecto, resulta de fácil lectura. Castillo-Puche relata hechos sucedidos, algunos desgarradores y tenebrosos, junto a impresiones y vivencias; nos habla de rutas y de vías, de asentamientos y ciudades, de costumbres y espacios, de tradiciones y choques culturales… Pero también de sentimientos y el miedo es elemento importante en este viaje: “En el Congo pasé mucho miedo, es verdad, y aun ahora mismo, cuando recuerdo cómo fue mi detención, sudo otra vez y empiezo a licuarme, como si me encontrara todavía en el trópico”. Hay que tener en cuenta que estos relatos de viajes y opiniones entre las páginas de los diarios eran muy apreciados y leídos, de ahí el interés de esos “veinte periódicos de provincias”.

“El Congo estrena libertad” es un libro que nos permite dar una vuelta por un viaje difícil, arriesgado que, en su momento, despertó muchas inquietudes y que ofrece una visión de una época complicada en un territorio que todavía no ha encontrado totalmente la libertad y de paso, al leerlo, ver como Castillo-Puche lo iba reflejando en su escritura.

 

 

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