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miércoles, 24 abril, 2024
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De comercios y comerciantes

Es una realidad indiscutible que una ciudad sin comercios es una ciudad muerta a estoque

No pude evitar acordarme con nostalgia de la calle del Niño cuando hace dos ediciones recordábamos aquí aquella ruta del vino y la tapa que de manera socarrona llamábamos la M-30 y que recorría las tascas y bares en torno a ‘La Zaranda’. Además es una de las calles de mi infancia porque nací en el callejón de Murillo, entre Juan Ortuño y el Niño, encima de la cristalería de mis padres, a espaldas de Casa Ramiro, la tienda de mi abuelo y mis tíos. Recuerdo como si fuera hoy la polémica que se montó cuando la calle del Niño se transformó en peatonal: unos comerciantes exigían al ayuntamiento que la calle se cerrara al tráfico; otros se negaron en rotundidad porque pensaban que el tráfico da vida a las tiendas y que si los coches dejaban de circular por la calle del Niño los escaparates perderían visibilidad, y otra tercera opinión proponía que la calle fuera solo peatonal durante los fines de semana desde el viernes por la tarde.

La controversia explotó en mitad de la tormenta que provocó el nerviosismo de los comerciantes ante la imparable expansión de los centros comerciales, que iban creciendo como setas a primeros de los 90 en torno a la autovía de Alicante y después en dirección a Murcia y Albacete. En Yecla, incluso, se presentó un proyecto para levantar un importante complejo comercial en la carretera de Villena y al que por lo visto se apuntaron comerciantes locales para disponer de un segundo establecimiento en aquella gran superficie de la que nunca más se supo pues igual que vino se fue.

En Publi-Record, agencia de publicidad, mis hermanos y yo planificamos muchas campañas a asociaciones de comerciantes que empezaban a unirse y organizarse para intentar combatir la feroz competencia que suponían los nuevos centros comerciales, que habían llegado para quedarse y que con el tiempo y la llegada de las generaciones más jóvenes terminaron por cambiar nuestros hábitos de consumo. Asocomer, la asociación de comerciantes de Villena (y que nos inspiró el nombre con el que bautizamos a ASOCOMY y cuyo logotipo fue uno de nuestros mayores aciertos en publicidad), Alcoy Centro, Corazón de Alicante (donde creamos el eslogan ‘La millor compra del mon’), o las asociaciones de Petrer, Elche o Cartagena para las que también trabajamos.

Los políticos optaron por el a Dios rogando y con el mazo dando: mientras autorizaban la construcción de grandes centros comerciales por todas partes, abrieron el grifo de las subvenciones a las asociaciones de comerciantes para ayudarles a hacer frente a lo que se les venía encima. Un gran apoyo, sin duda, que hoy vuelven a necesitar con urgencia los comercios y comerciantes que se las ven y se las desean para atraer a sus clientes. Cuantas más zonas y calles comerciales, más nos animaremos los yeclanos a salir a comprar en las tiendas de nuestros “expertos y vecinos” comerciantes yeclanos. Y no lo digo para quedar bien con el comercio local sino porque una ciudad sin comercio es una ciudad muerta a estoque.

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