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«La mejor terapia para conjurar miedos y misterios»

Artículo de Esperanza Esplugues Megías con motivo del Día Internacional del Libro de 2013

Cuando los días empiezan a hacerse más largos de luz, después de polémicos cambios horarios y las salidas al exterior de nuestros refugios calientes del invierno se hacen más habituales, llega el mes de abril en el que nos da por acordarnos de los libros festejando días y actos. Si el mes, nada más empezar, 2 de abril, nos llama la atención con el “Día del Libro Infantil y Juvenil”, al pasar la mitad nos recordará el 23 que es el “Día del Libro” en el que caben todo tipo de publicaciones y en el que se aglutinan en sus cercanías todo tipo de actos.

En Yecla hace doce años que se celebra una Maratón de Lectura en la Casa de Cultura que ha ido permitiendo conocer diversos autores que, unas veces más olvidados y otras más reconocidos, facilitan leer en voz alta y delante de otros lectores fragmentos de obras o libros como un homenaje vivo a la lectura. Los lectores son diversos y, sobre todo, cuando se lee poesía se nota como existen muy diferentes formas de expresarla en voz alta, unas más de teatro, de actuación, otras totalmente lineales, otras cantarinas, otras emotivas… Todas al fin maneras de leer poesía que pueden llegar al alma y hacer pensar. En las diferentes ediciones se han leído poemas de Miguel Hernández, coincidiendo con el Año Hernandiano, de Antonio Machado, también con su conmemoración, el año pasado se leyó “el ciprés, la rosa y… el viento” de Ramón Puche, otro año se leyó “La Voluntad” de Azorín y entre las obras de Castillo-Puche, “El Perro loco” que en ese momento estaba funcionando con fotocopias de la edición de SM, una editorial juvenil, unos años después se hizo una edición por la Fundación Castillo-Puche a cargo de Martín Martí Hernández con una espectacular portada de Victoria Carpena en la que se ve la Torre de la Iglesia Vieja entre llamas. Este libro da una idea de lo difícil que son las clasificaciones en los libros; actualmente su lectura necesita un glosario de términos y unos conocimientos de Historia que no facilitan la lectura en edades tempranas, justo al revés que otros libros como “La isla del tesoro” o los libros de Julio Verne que de ser literatura en general han pasado a serlo para jóvenes.
En octubre se presentó, por Salvador Santa, un libro que podría encuadrarse dentro del gusto de los protagonistas del día 2 de abril: “Romances negros ilustrados”. Volumen I, seleccionados por Salvador García Lax y con ilustraciones de Alyzia Zherno, en la editorial SGL-Freelance; un libro precioso en cuanto a sus dibujos, tétrico, trágico, incluso diría que gótico, tan del gusto de unas determinadas edades pero con un trasfondo de antigüedad y costumbrismo que le dan esos romances de nuestra tradición elegidos por el firmante del libro para señalar que los mismos gustos y lecturas traspasan los siglos hasta nuestros días. Una pequeña joya tanto por la ilustración como por el convencimiento de lo trágicos que seguimos siendo y de la pasión que mostramos en el dolor y lo macabro.
Un libro con una clara vocación de tempranas edades de lectura y aprendizaje es “Tales of Love and Terror”, basados en los cuentos de Edgar Allan Poe y adaptado a un inglés de jóvenes lectores por Inés Azorín, con unas encantadoras y hechizantes ilustraciones de Antonio Azorín, muy del ambiente de lo que narran las palabras y unas actividades que sirven para profundizar en el conocimiento del texto y que quizás abran la puerta a nuevas lecturas más completas, está editado por Germanía en su “Happy Fox Collection”. Y a los más mayores, que conocen la lengua de Shakespeare de los cursos obligatorios, no les puede venir mal disfrutar de los cuentos en su idioma original.
Y de misterios a misterios, una publicación muy “auto” y por lo tanto muy valiente es “Misterios de Yecla. Sucesos, Leyendas, Enigmas”, de Claudio Cerdán Reina, autoeditada y autopublicada y que tiene el valor necesario de arriesgarse sin red de protección en caso de caída. Quizás el ser tan “auto” sea la causa de algún fallo de esos que crean los duendes de las imprentas y algún que otro maquiavélico ratón y teclado de ordenador. Un libro difícil por los temas que trata porque son muy nuestros y a algunos no les gusta que los aireen, aunque eso sí, ha llevado con mucho cuidado asuntos que pueden parecer delicados, ha sacado historias que pertenecen a nuestra tradición y algunas de ellas las compartimos con tradiciones universales, ha nombrado autores y libros escondidos, ha dado un repaso a través del tiempo a situaciones incomprensibles, ha hablado de inventores, de personajes estrafalarios, de asesinos, de bandoleros, de conjuradores de tormentas que aquí eran personas del pueblo y en otro pueblo era Sant Jordi, el Patrón del Día del Libro, de frailes… En fin de misterios del día a día, de nuestra intrahistoria esa que a veces hace que desaparezcan nombres como la de aquel fraile del mismo siglo de Fray Andrés de la Rosa, llamado Fray Salvador Albert, taumaturgo insigne según el historiador Juan Blázquez Miguel, que llegó a crear problemas a su muerte porque todos querían tener una reliquia suya y que, sin embargo, no aparece en los originales que debería estar, quizás el ser de los misterios sea el no saber buscar en las fuentes apropiadas.
Que el buen tiempo de abril nos permita asistir a cuanto acto o celebración en nombre de libro se haga, porque es una buena forma de relacionarse y hablar con los demás, la mejor terapia para conjurar miedos y misterios.
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