Francisco de Paula García Vélez es Comisario Honorario del Cuerpo Nacional de Policía
(Dedicado a Tere y Antonio,y a todos los abuelos)
El día 26 de julio se celebra la festividad de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María y abuelos de Jesús de Nazaret. Por eso, este día está dedicado a todos los abuelos.
Creo que la gran mayoría de las personas que tienen la fortuna de tener nietos, tendrán los mismos sentimientos que yo. Cuando conocí la noticia de que mi hija iba a ser madre, y consecuentemente yo abuelo, me invadió una profunda felicidad, y una profunda sensación de plenitud pues era la culminación de un anhelo que albergaba desde que mi hija contrajo matrimonio. Por razón de mi profesión he tenido que vivir todo tipo de experiencias buenas y malas, y lógicamente también buenos y malos momentos, pero la experiencia de ver por primera vez la carita de mi nieto no se puede comparar con ningún otro vivido con anterioridad. Esto puede parecer un poco cursi, pero estoy seguro de que no solo a mí me ha pasado. Mi nieto era la continuidad de mi familia, y se produjo una inmediata conexión entre él y yo.
Pero si lo anterior ya era plenamente ilusionante y satisfactorio, la llegada del nuevo ser me hizo ver una nueva perspectiva del amor. Este amor es distinto a cualquier otro amor incondicional, y con el me di cuenta de que todo lo vivido con anterioridad merecía la pena solo por tener este nuevo sentimiento tan especial.
La presión de la crianza diaria, las preocupaciones económicas y las exigencias profesionales suelen ser menos intensas en esta etapa. Esto permite a los abuelos disfrutar de los momentos preciosos con sus nietos de una manera más relajada y contemplativa. Se convierten en cómplices de juegos, narradores de historias fascinantes y confidentes silenciosos de las pequeñas grandes aventuras de la infancia. La figura de los abuelos, tan importante y fundamental en estos tiempos, está llena de nuevas emociones y sensaciones. Sentir el abrazo o el beso de un nieto te hace sentir la mayor de las ternuras, y cuidarlo, enseñarlo y guiarlo en la vida representa el mayor de los orgullos y la entrega incondicional hacia este nuevo ser. Ser abuelo no es simplemente envejecer; es renacer a través de los ojos de los nietos, experimentando el mundo con una frescura y asombro olvidados.
Puede parecer un tópico, pero la llegada de un nieto te hace ver a la familia con una nueva perspectiva. Mi nieto hace que cada momento vivido con él lo valore y disfrute de una manera distinta a como lo puede hacer con mis hijas, pues son amores distintos y se viven también en momentos vitales distintos. Ahora que ya se va haciendo mayor, añoro los momentos vividos juntos cuando era pequeño y yo era su referente. Y agradezco esos momentos como un regalo impagable.
En definitiva, ser abuelo es un regalo de la vida. Es una etapa donde el amor se expande, la sabiduría se comparte y la alegría se multiplica. Es la oportunidad de dejar una huella imborrable en el corazón de una nueva generación, de ser testigo de su crecimiento y de revivir la magia de la infancia con una perspectiva renovada y profundamente gratificante. Ser abuelo es, en esencia, amar sin condiciones y disfrutar del presente con la certeza de que el legado familiar continúa floreciendo.
Aprovechando la festividad de San Joaquín y Santa Ana quiero felicitar a todos los abuelos, y desearles que disfruten y sean tan felices con sus nietos como yo lo soy.