Así son estos tiempos que nos han tocado vivir: hoy para desenvolverte fuera de Yecla no hace ninguna falta salir de nuestro pueblo
Cada día conozco a más gente joven que reside en Yecla pero teletrabaja desde su casa. O lo que viene a ser lo mismo: yeclanos y yeclanas que se ha colocado en alguna empresa ubicada en otra ciudad de nuestra geografía o en el extranjero, a lo largo, ancho y redondo de este mundo tecnológicamente unido por los cuatro costados, pero que ejercen sus cometidos y responsabilidades laborales sin moverse de su domicilio, pegado a su ordenador en el puesto de trabajo que han instalado en la habitación de al lado de su dormitorio, su cocina o su salón. Yo les llamo “los otros yeclanos por el mundo”, aludiendo a la serie de entrevistas que empezó a publicar este periódico el jueves 5 de diciembre de 2013 de la mano de Ángel Villascusa Cerezo al que siguió Claudia García García, por entonces jovencísimos (y ahora también, admitámoslo aunque nos duela), cuando empezaban a hacer sus pinitos periodísticos en esta redacción. Aquella primera etapa la interrumpió la endiablada pandemia, pero ahora, por suerte para los lectores y para nosotros, la sección la ha empezado a retomar Daniel Ortuño Ibáñez, igualmente jovencísimo recien licenciado en Lengua y Literatura, para empezar a colaborar con este periódico. La semana pasada Daniel Ortuño inauguró la nueva temporada entrevistando a una muchacha que atiende al nombre de Carmen Carrillo, trabajadora social en una casa de acogida en Malta, nada menos. Su historia es muy similar a la de tantos jóvenes de Yecla que se marcharon a trabajar a otro país sin tener las ideas muy claras sobre lo que se iban a encontrar ni lo que querían hacer con sus vidas, y al final decidieron echar raíces a muchos kilómetros de sus casas.
Cruzaron la frontera por aquello de “voy a probar una nueva experiencia a ver qué pasa y de paso veo lo que se cuece por ahí”, un riesgo que solo pueden aceptar los muy jóvenes que por el momento apenas tienen ataduras sentimentales, emocionales, o familiares, y todavía les queda bastante hasta que les empiece a apretar el zapato. (Tranquilos, que todo llega, y si no al tiempo). Estos otros yeclanos por el mundo cada vez suman más en nuestro pueblo por aquellas cosas de las nuevas tecnologías. Los vemos todos los días pasear por nuestras calles, relacionarse con nuestros hijos e incluso casarse y empezar a tener descendencia pero su puesto de trabajo, al que acuden a fichar puntualmente cada mañana, resulta que está a cientos o miles de kilómetros de Yecla. Y no siempre hablamos de gente joven ya que, ahora que lo pienso, (de vez en cuando me da por pensar), hay unos terceros yeclanos por el mundo, además de quienes teletrabajan y quienes deciden buscarse la vida en otras ciudades y países, que son también la ingente cantidad de trabajadores de empresas yeclanas que, a diario y prácticamente durante toda su jornada laboral, están tratando con clientes y proveedores extranjeros sin moverse de Yecla en un departamento de exportación, comercial, de diseño o administrativo dominando los idiomas más hablados en el paneta. Así son estos tiempos que nos ha tocado vivir, para desenvolverte fuera de Yecla hoy no hace falta ninguna salir de nuestro pueblo.