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lunes, 6 octubre, 2025
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Sobre la urbanización ‘Los Rosales’

Antonio García (ANIDA)

Desde hace meses observamos, no sin preocupación y nostalgia, como más suelos, de los que antaño sostenían la huerta tradicional que retrata Azorín, son devorados por un urbanismo implacable, transformando, sin posibilidad de recuperación, un recurso tan necesario y al mismo tiempo cada vez más escaso.  Ahora bajo el denominado Plan Parcial de los Rosales, con aparcamiento municipal asociado. Antes lo fue por la Ronda Norte, la urbanización de La Alameda, Colegios, Centro Tecnológico, etc.

Hablamos de suelos fértiles, profundos y ricos, un recurso no renovable que tarda miles de años en formarse, cuya conservación es fundamental para la seguridad alimentaria. El cambio climático, la contaminación, la salinización, el agotamiento de la materia orgánica y los nutrientes, la deforestación, la erosión y como es el caso, el crecimiento de las ciudades, han provocado que la FAO de la voz de alarma ante la degradación de los suelos de la Tierra. No es baladí, el 74% de los suelos españoles está en riego de desertificación.

Un dato relevante para generar también indignación es que la nueva urbanización y el nuevo aparcamiento se levantarán sobre un terreno cartografiado por la Confederación Hidrográfica del Segura y por los redactores del nuevo Plan de Urbanismo como inundable.  La experiencia de Valencia, tan cercana en el tiempo, habla por sí sola. Además es un hecho constatado que el cambio climático incrementará la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos.

No olvidemos tampoco que este lugar es el sumidero, a partir de ahora impermeabilizado, de buena parte del agua de escorrentía del casco urbano, a buen seguro con su correspondiente repercusión sobre la inundabilidad y también sobre las filtraciones al acuífero.

El objetivo prioritario para las administraciones debería ser la preservación de este tipo de suelos, que no significa dejarlos a su libre albedrío, pero sí gestionarlos debidamente, de forma compatible con su funcionalidad ecológica. En la fase de alegaciones del PGMO, allá por 2017, la Asociación Naturalista para la Investigación y Defensa del Altiplano propuso calificar estos terrenos como suelos dotacionales para usos compatibles con huertos urbanos, gestionados desde lo público, experiencias que existen en múltiples ciudades españolas y europeas, que ponen a disposición de los ciudadanos mediante diversos métodos de adjudicación terrenos municipales para que cultiven en determinadas condiciones, potenciando la economía local y la diversidad. Evidentemente también para parques y jardines que, sin duda, tendrían un carácter excepcional debido a esos suelos, generando un cinturón verde paralelo a la Ronda Norte.  No es nada nuevo, hasta el Partido Popular en el año 2006 propuso en aquel programa denominado “Giro al Verde”, con motivo de las elecciones municipales, crear un amplio cinturón verde alrededor de la ciudad. Pero ya se sabe qué pasa cuando hay otras prioridades.

Existen más motivos para lamentar esta pérdida, y tienen que ver con la alteración significativa que va a suponer sobre el paisaje urbano, por el deterioro de la cuenca visual desde posiciones septentrionales, que abarca los edificios históricos más representativos de esta ciudad y su casco antiguo.

Por último,  cabe señalar que la preocupación se acrecienta si el Plan Parcial de Los Rosales pretendiera seguir con el modelo urbanístico de La Alameda, donde el arbolado no está presente ni siquiera en las calles anchas y menos aún en su confluencia con la Ronda Norte, donde las aceras – donde existen – son ridículas al lado de una vía de cuatro carriles. Nada que ver con el modelo que se está implementando en el centro urbano.

Pensamos que es una oportunidad histórica pérdida, tanto por la necesidad de conservar un recurso natural tan importante y evitar riesgos innecesarios, como por el diseño de una ciudad mucho más amable y habitable, sobre todo cuando existen, en el caso de necesidad, alternativas de crecimiento urbano mucho menos impactantes hacia el SE de la ciudad.

Estamos convencidos de que quien tiene la competencia en la planificación y gestión de nuestro territorio, el Ayuntamiento de Yecla, con el aval de la Comunidad Autónoma, ha desarrollado una gestión errónea, permitiendo la urbanización por iniciativa privada y pública de zonas inadecuadas, contribuyendo en la escala que corresponda a hacer nuestra casa común un poquito peor. Pero todavía estamos a tiempo de iniciar una reflexión que en base a criterios de interés general no haga extensible este modelo a otros suelos también fértiles en la periferia de la ciudad, en especial en su zona Norte.

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