En Yecla necesitamos políticos que no se obsesionen con problemas inventados
Mal empezamos el nuevo curso político tras las vacaciones si la política vuelve (o continúa) siendo la chispa que de nuevo haga saltar la crispación cuando la política y los políticos que la ejercen (y es un deseo que compartimos con la inmensa mayoría de vecinos de este pueblo con los que hablamos), debería ser sinónimo de unión para hacer frente retos y vicisitudes que van surgiendo entre las que por ahora no figura ni de lejos ningún tipo de desencuentro con los inmigrantes que residen entre nosotros. La política, por tanto, tampoco debe buscar donde no los hay. Cuando la política se usa para dividir, para señalar enemigos donde hay vecinos, o para agitar temores en lugar de calmar inquietudes, pierde su propósito fundamental. No debería ser una herramienta para sembrar discordia, sino para cultivar entendimiento. Los verdaderos políticos no buscan culpables sino caminos que transitar unidos. Por eso, en estos tiempos de atosigante polarización, necesitamos políticos que no se obsesionen con problemas inventados, sino que se enfoquen en los que realmente nos afectan a Yecla y a los yeclanos.