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sábado, 17 mayo, 2025
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¡Habemus Festum Sancti Isidri!

Si se celebrara un cónclave para decidir si estas Fiestas merecen el Interés Turísitico Internacional saldría fumata blanca a la primera

Antonio M. Quintanilla

Hace 25 años las Fiestas de San Isidro Labrador de Yecla, después de estar mirando cómo salía solamente humo negro, muy negro, una y otra vez de la famosa chimenea (sería porque a todos los que andaban reunidos a puertas cerradas les ardía la cabeza pensando con los nervios achicharrados que la idea que tanto tiempo llevaban fraguando estaba a punto de ver la luz), por fin apareció la ansiada y enorme fumata blanca, muy blanca, que supuso la puesta en marcha de la Federación de Peñas. Y no crea nadie que la decisión salió adelante por dos tercios de los votos. No, qué va, ya que se alcanzó un pleno al quince desde el minuto cero en que se inició la primera votación del cónclave más importante que recuerda la historia de estas Fiestas. Bueno, a lo mejor se trató del segundo cónclave más importante si tenemos en cuenta que en 1816 (el año que viene se cumplirán 210 años), un grupo de agricultores yeclanos decidieron igualmente por una unanimidad inquebrantable, también desde la primera votación, sí o sí, ita vel ita, comenzar a celebrar a partir de aquel año las Fiestas de San Isidro de tanta alegría que se les metió a todos en el cuerpo tras ver cumplido su sueño de constituir la primera empresa de iluminación de aguas. ¡Laudate Dominum in aeternum! Pero la gran diferencia entre ambos cónclaves sanisidreros, el de 1816 y el de 2000, estuvo en que la decisión que se tomó hace ahora un cuarto de siglo resultó un colosal empujón, un subidón trascendental, para la consolidación y evolución de los fastos en honor al santo campero y su campera santa esposa María Toribia de la Cabeza. (Aquí tenemos casi que por obligación nombrar también a su santo y campero hijo San Illán del que nunca nos acordamos. ¿Para cuando una imagen ‘menudica’ de San Illán para que la porten a hombros los peñeros más pequeños en la Procesión y Ofrenda?). No queremos ni imaginar lo que hubiera sido de las Fiestas de San Isidro si la idea de constituir una Federación de Peñas para poner orden y concierto se hubiera quedado en aguas de borrajas. Prefiero no pensarlo. Mucho mejor, y bastante más gratificante, es poder hoy constatar que desde que aquellos purpurados sanisidreros firmaron la primera acta de constitución y eligieron al primer pontífice de la Federación vestido con el traje de gala de labrador, con chaqueta corta y pantalón de terciopelo, camisa blanca, faja, medias y calzado con hebillas, como ordena y manda la tradición, las Fiestas de San Isidro han venido in crescendo, (que significa subiendo pa’rriba), evolucionando, renovándose, progresando adecuadamente. Gracias a aquella decisión consensuada y unánime alcanzada a principios de este siglo XXI por la curia sanisidrera, toda Yecla y todos los yeclanos hemos podido venir exclamando ininterrumpidamente por esta fechas: ¡Habemus Festum Sancti Isidri! ¡Urbi et Orbi! ¡Para Yecla y para el mundo! Dicho sea lo de Urbi et Orbi porque las Fiestas de San Isidro ya están tardando en ser declaradas de Interés Turístico Internacional. Seguro que si se celebrara otro cónclave para decidir si se merecen dicha catalogación saldría fumata blanca a la primera.

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