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lunes, 12 mayo, 2025
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No va a ser un mes de mayo cualquiera

Hace exactamente 25 años que empezamos a engrasar las primeras páginas de este periódico que se publicaron el 30 de mayo del año 2000

Antonio M. Quintanilla Puche

Los lectores de este periódico habrán advertido que a primeros de año añadimos un 25 bien grande al logotipo de nuestra cabecera para resaltar que cumplimos, pues, eso mismo, 25 años en el candelabro, como dijo aquella lumbrera. No podemos evitar recordar que en febrero del 2000 empezamos a engrasar la maquinaria de cara a la primera publicación de estas páginas. Conmemoramos un cuarto de siglo que exactamente cumpliremos el último día de este mes, el 31 de mayo. Esa es la fecha en que apareció la primera edición, el número cero de El Faro de Yecla, con el que nos presentamos a la sociedad yeclana con más miedo que incertidumbre, para qué vamos a negarlo.

 

Veníamos del mundo de la radio y de aventurarnos con algunas publicaciones anteriores, como El Siglo, el periódico mensual que editó Radio Burbuja, o la revista Actualidad, la primera publicada en Yecla a todo color, que gestionamos en nuestra andadura en la agencia de publicidad PubliRecord junto a mis hermanos Ramiro y José Miguel. A mediados de los 90 las primeras noticias en la prensa regional las firmamos como corresponsal de la Agencia Efe, tras ficharnos gracias a Martín Azorín Cantó, el decano de los periodistas locales, que nos recomendó al dejar su plaza vacante. Pero cuando dimos el paso de aceptar el reto de sacar adelante aquel primer proyecto serio de prensa local intuimos que la cosa iba muy en serio. Y, para no cansarles con más batallitas de la cuenta, digamos que todo iba con diez cañones por banda viento en popa a toda vela hasta que, sin comerlo ni beberlo, aparecieron en el horizonte las malditas cumbres borrascosas.

Fueron los primeros nubarrones que amenazaban una alarmante tormenta y que llegaron con la crisis de 2008, lo que provocó que un año antes la empresa a la que pertenecía El Faro de Yecla, y que había establecido sus periódicos en un decena de ciudades de la Región, decidiera no arriesgarse a hacer aguas y atracó definitivamente, por aquello de que más vale una retirada a tiempo que una amarga derrota. A consecuencia de aquella fulminante retirada, apretamos los puños y los dientes, metimos la cabeza hasta el fondo y un poco más allá, y tomamos la decisión de refundar en plena debacle económica este periódico en Yecla y en Jumilla junto a Gustavo López, mi socio, hermano gemelo, y amante bandido, así como suena, que lo sepa todo el mundo. Y tres cuartos de lo mismo pasó también en Murcia, Molina de Segura y Alcantarilla donde apareció SIETE DIAS de la mano de José Luis Fernández, al que también quiero mucho a pesar de la distancia y el tiempo que estamos sin vernos. Aceptamos el desafío y aquí seguimos. Algo bien habremos hecho a lo largo de los 25 años que celebramos ahora y por lo cual este mes de mayo no va a ser un mes de mayo cualquiera. Solo un último apunte: gracias a que continuamos al pie del cañón nos hemos hecho enormemente millonarios tras haber venido ganando cada una de las apuestas de todos quienes se jugaron los cuartos jurando y perjurando que íbamos a durar cuatro días. Pero aquí seguimos, unos pocos días después. Y los que nos quedan.

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