Tan perjudicial es para nuestro crecimiento tener la autoestima por los suelos como no conocer nuestras capacidades y posibilidades
Antonio M. Quintanilla
No es la primera vez que hablamos en esta líneas, que dicho sea de paso ya han cumplido su primer cuarto de siglo, de Yecla como destino turístico conscientes de que para muchos todavía sigue sonando a chufla este asunto debido a algún incomprensible complejo de inferioridad. Por eso no viene mal volver a poner puntos sobre las íes. Yecla no figurará nunca entre los destinos más demandados en las agencias de viajes del país por los amantes del Turismo de interior ni nos visitarán multitud de extranjeros hablando en todos los idiomas por nuestras calles. Para qué engañarnos. Pero eso no quita que poco a poco Yecla continúe sumando puntos de interés de cara a lo que conocemos como turismo de fin de semana o eso que ahora llaman escapadas.
Según leo en unos folletos: “Se puede definir escapada como el formato de viaje de corta duración, durante el período de descanso semanal, normalmente el fin de semana y generalmente con objeto de divertirse y/o desconectar de los quehaceres habituales”. Efectivamente, es en ese Turismo de uno, dos o tres días donde Yecla tiene mucho que ofrecer. (Conviene aquí hacer un paréntesis para remarcar que son muchos los visitantes que recibe Yecla. Cuando pensamos en ellos solemos caer solo en los muchísimos grupos organizados que llegan, especialmente de jubilados que vienen a pasar una jornada en la cual conocen nuestros lugares más populares desde el punto de vista turístico, edificios, monumentos, museos, templos, casco antiguo, etcétera, a la que vez que aprovechan para saborear nuestra gastronomía y nuestros vinos.
Pero pocos caemos en que Yecla también recibe durante todas las semanas del año a multitud de foráneos que llegan a nuestra ciudad por asuntos particulares, familiares, durante nuestras fiestas, y sobre todo por motivos de trabajo: la industria del mueble, junto a la vinícola y la agricultura y prácticamente todos los sectores de la economía local, atraen constantemente a un ingente número de representantes, comerciales, proveedores, clientes y profesionales de todos los ramos que vienen a trabajar a Yecla por uno o varios días. Ese turismo de empresas también aprovecha su estancia para conocer Yecla más a fondo o en la medida de sus posibilidades, dependiendo del tiempo libre que le permita la actividad profesional que lo trae a esta ciudad. Y lo mismo ocurre con tantos visitantes que buscan nuevos paisajes naturales y que a lo mejor no vemos por nuestras calles porque su intención es venir a Yecla para conocer ‘in situ’ nuestros parajes más renombrados.
Lo llaman turismo de naturaleza. Como dicen los psicólogos, tan perjudicial es para nuestro crecimiento tener la autoestima por los suelos como creernos que somos quienes no somos ni seremos nunca debido a nuestras capacidades y posibilidades. Y Yecla tiene alicientes turísticos suficientes, con sus más y sus menos como ocurre siempre. Por eso creo que Yecla va por el buen camino para consolidarse como un destino de interior cada vez más afianzado. Dentro de nuestras capacidades y posibilidades, claro.