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jueves, 25 abril, 2024
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Yecla
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LA ÚLTIMA CARTA A SUS MAJESTADES

Comenzamos estas ‘Crónicas yeclanas’ de 2023 en plan abuelo batallitas. No lo he contado nunca en público. Imagino que sería noviembre o como mucho primeros de diciembre porque la Navidad ya estaba por todas partes. Yo tendría 12 o 13 años y vivíamos en Madrid. El Corte Inglés era uno de los escondites preferidos para los insurrectos a los que alguna que otra vez se nos olvidaba ir al colegio. Pasábamos toda la mañana ojeando libros, con especial atención a las estanterías de cómics y tebeos, escuchando discos de moda y probando toda clase de auriculares, tocadiscos, altavoces, radiocasettes y walkmans, y manoseando los juguetes más novedosos que más nos llamaban la atención.

Fue precisamente en la sección de juguetes donde leí en una gran cartel que El Corte Inglés convocaba una nueva edición de su tradicional “Concurso de cartas a Sus Majestades”. Por aquel entonces yo ya guardaba un cuaderno donde escribía todo lo que se me ocurría, o copiaba frases de escritores famosos para que no se me olvidaran nunca. Y de vez en cuando me atrevía con algún poemilla, qué vergüenza, intentando emular a mis poetas favoritos que casi 50 años después siguen siendo los de las generaciones del 27 y del 50, de las que tanto aprendí a través de los libros que nos regalaba nuestro tío Paco Corbalán. Pero en aquella ocasión no se trataba de escribir un tema libre o una poesía sino una carta a Melchor y compañía. Y sin haberlo pensado… Llegué a casa y me encerré toda la tarde en mi habitación hasta que llegué al punto y final tras repasarla decenas de veces. En aquellas líneas escritas a mano le contaba a los Tres Magos la desilusión que había sentido al enterarme de quiénes eran en realidad y terminaba prometiéndoles que siempre les escribiría una carta para mantener vivo el espíritu infantil que impregna la Navidad.

¡Y, sorpresa, sorpresa! A mediados de enero El Corte Inglés me contestó comunicándome que había ganado 500 pesetas al haber quedado entre los diez finalistas detrás de los tres primeros ganadores. Fue la primera y última vez que he ganado algo en un concurso literario. Bueno, en un concurso más o menos literario. En la citación se especificaba que como yo no tenía aún la mayoría de edad debía ir a recoger el cheque acompañado de mis padres. Y así lo hicimos. Fue emocionante acudir a aquel pequeño salón de actos y subir a la tarima a recoger mi premio, aunque fuera de consolación, pero menos da una piedra. Desde entonces me viene el recuerdo de aquel premio cuando se acerca el día 6 de enero. Aunque confieso que no mantuve mi promesa: me dio tanta rabia no ganar el concurso que ya nunca más volví a escribir una carta a los Reyes Magos en mi nombre. Porque muchos años después volví a sentirme como un niño escribiendo las cartas a SSMM que me dictaban mis hijos.

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