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martes, 30 abril, 2024
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«La música callada en la pintura de Tomás Martínez»

El veterano artista yeclano ha mostrado en la Casa de Cultura sus últimas obras

En la sala oblonga, luminosa y coqueta, de la Casa Municipal de Cultura, se oye el eco lánguido y lejano de un violín, de un violonchelo, de un arpa, de una guitarra, de un laúd, de un acordeón, de un timbal… Es el eco quejumbroso de la música callada de los óleos de Tomás Martínez, que reposan -místicos y testimoniales- sobre los lienzos de muros. La pintura es amable, luminosa, de rico cromatismo, sosegada. Pero esa inefable delicadeza impacta en el espectador, que percibe una denuncia social: la pobreza, la indigencia, el arte callejero.
"Los largos sollozos/ de los violines/ del otoño/ hieren mi corazón…", que escribía Paul Verlain, impregnan de melancolía la pintura sensible y serena de Tomás. El pincel del artista ha captado una atmósfera de tristeza insondable -real y fidedigna- con elegancia y dulzura. Sus obras denuncian, impactan, pero tienen una virtud poética: cadencia y armonía. Son obras que hieren la conciencia, pero no la vista; son obras que atraen, que provocan emoción.
La muestra, de treinta óleos, se centra en la figura humana, en personajes reales de la calle -indigentes, pedigüeños, músicos- aprehendidos por la retina del artista. Son figuras detenidas en las aceras de una calle, en una plazuela, en un rincón…de Barcelona, tañendo un instrumento o pidiendo una limosna, que simbolizan una sociedad desigual.
Esta exposición, en la que se percibe la influencia picassiana, tiene una impronta personal inquebrantable.
La exposición se completa con una réplica de una obra de Picasso, y con un paisaje urbano de Yecla -la Plaza Mayor- de grandes dimensiones.

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