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PODEMOS CON LA CRISIS

JUAN TOMAS FRUTOS SALAS

Me pide mi amigo Antonio Quintanilla un artículo en el que trate de ver el lado positivo de la crisis, esto es, que trate de darle la vuelta a la perspectiva actual para ofrecer un toque un poco más ilusionante y optimista. Lo hago de mil amores: primero porque es un gran amigo, porque es una persona cabal, honesta y leal; y, segundo, porque, sinceramente, entiendo que no hay otra posibilidad que mirar hacia el futuro sabiendo que podemos cambiar las cosas y que, además, debemos.
Siempre ha habido crisis. No sé si peores, o mejores. Bueno, seguro que muchas han sido peores, realmente. Los avances, hoy en día, otorgan unos beneficios y unos provechos en todos los órdenes que nos colocan en un buen punto de partida, aunque esto se comprenda actualmente un poco menos por la cantidad de gente que lo está pasando mal, muy mal.
Hay 5.300.000 parados, con el drama que ello supone para todas las personas involucradas, incluidas en las familias en sentido extenso, sin las cuales la coyuntura sería mucho más dura. Quizá éste es un lado amable de la crisis, es decir, con ella hemos sabido con quiénes contamos y con quiénes no. Las familias son un núcleo que, más allá de los apoyos económicos, implican afectos y cercanías que nos fortalecen en lo anímico, en lo espiritual y en lo personal, lo cual redunda, o puede redundar, positivamente en los órdenes profesionales.
Las crisis son siempre puestas en cuestión del orden establecido, vigente, o de las costumbres que hemos ido adquiriendo en función de las condiciones y circunstancias de cada momento. Nada permanece, y de ahí que los cambios y transformaciones sean algo más que una necesidad. El consejo primordial es que suscitemos las suficientes empatías para que los resultados estén donde deben. El intento no debe faltar en nuestras vidas.
Miremos, incluso, a nuestras historias personales, colectivas, teniendo en cuenta los siglos de existencia de la Humanidad, y veamos que siempre se han superado los más penosos avatares. Somos más fuertes de lo que pensamos. De todo se sale.
Por lo tanto, hemos de hacer el esfuerzo de mirar el futuro con un poco de optimismo, cada día con un poco más, por mucho que cueste. Nuestra profesión periodística es una de las más golpeadas en los últimos años por la crisis. Así es, pero hemos de hacer una apuesta decidida, desde la unión del sector, de todo el sector, de todos los implicados, con organizaciones, asociaciones, entidades, sindicatos, Administraciones, ciudadanos en general, con todos, para que, desde la unión, consigamos la fuerza suficiente para salir adelante.
Sin duda, podemos. Partamos desde una recuperación de la credibilidad perdida en algunos momentos y de la fe en nosotros mismos.

Juan TOMÁS FRUTOS

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